jueves, 29 de mayo de 2008

Mi maestro y amigo...Pancho Aquino!



En el Café

Leías concentrada.
Estabas muy seria y el humo del café se filtraba entre tu rostro y el libro.
Tomaste la pequeña taza y la llevaste a tus labios.
En ese momento, miraste hacia la calle y me viste reflejado en la vidriera.
Te observaba. Diste vuelta la cara y nuestras miradas se encontraron.
Vi que eras bella, aunque algo triste. Una leve sonrisa se insinuó en tu rostro.
Yo estaba impactado, algo nervioso. Ese era para mí un día especial, rodeado de soledad.
Pensé en ir a tu encuentro, pero la llegada del mozo a tu mesa me lo impidió.
Pagaste, agarraste el bolso, el libro y partiste.
Al llegar a la puerta diste una última mirada hacia la mesa.
Creí entender que me pedías que te siguiera. Llamé al mozo que pareció tardar un siglo.
Pagué un café que no tomé y salí rápido hacia la calle.
No podía encontrarte.
Un micro arrancaba y en él te alejabas.
Me miraste, agitando la mano del adiós.
No volveré a verte. No sabré quién eres.
Pero estarás en mí, porque en una noche triste hiciste ilusionar y estremecer mi corazón.

Pd:Tenes razon en todo Pancho,menos en q "la distancia es amiga del olvido"!

1 comentario:

LITERARIO VIRTUAL SILVAN dijo...

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Hermosa historia de adolescente, Mí querido Pancho, pero me quedo con "Eres como una espina y Amor de Poeta" no se porque será que me suenan tan familiares.
Sabes que te quiero y sigue escribiéndole al amor. ¿Alguién hirió tu corazón y ya no puedes hablar de lo bello que es?
Tu me enseñaste que el amor no piensa solo hace locuras. Hazlas
continúa, despierta. A pesar de todo te admiro.

DORA SILVANA BULBO